Así hablamos bien



























El ‘scrabble’ tiene elementos del ajedrez (se juega sobre un tablero) y del crucigrama porque se arman palabras.


Fotografía: Bernardo Peña|El País

Un jugador de ‘scrabble’, uno profesional,  encuentra en cada letrero o pancarta que descubre por la calle una oportunidad para armar palabras.

Si lo que lee en cualquiera de ellos es, digamos,  el vocablo roma, rápidamente sabrá que con esas mismas letras podrá escribir amor y escribir ramo.   No hay escapatoria: para quien juega ‘scrabble’ tejer palabras es más que un juego. Es algo tan necesario como comer o dormir. 

Ese ejercicio cotidiano se llama anagramar. La confesión la hace Alberto Mora, un ingeniero especialista en aguas y suelos, sentado en una mesa del Hotel Torre de Cali.

Faltan pocos días para el inicio, en este mismo lugar, del XIX Torneo Mundial de Scrabble en Español que este año, por segunda ocasión, se realizará en Colombia y por primera vez en la capital del Valle. 

Alberto es uno de los organizadores. Y lo que hace justo ahora es ajustar detalles de un evento  que traerá a la ciudad, desde 12 países, a los 110 mejores competidores de este juego de inteligencia y estrategia en castellano.

Mientras sigue en su tarea,  luce ansioso y habla acelerado. Otra señal —confesará luego— de quienes llevan años cultivando el arte del ‘scrabble’: no solo se trata de construir palabras con buena ortografía. Hay que  hacerlo en el menor tiempo posible. Un partido no demora más de una hora. 
Entonces enseña una caja pequeña y delgada que carga bajo el brazo. Puesto sobre la mesa, el ‘scrabble’ luce como un juego casi de niños: un tablero de 30 centímetros por 30 centímetros sobre el que se asoman una seguidilla de cuadros verdes, rojos, azules y amarillos.

A un lado del tablero, una bolsita verde con cien fichas, cada una con alguna letra dibujada. Del otro, un reloj doble que les servirá a los contrincantes para medir el tiempo de sus jugadas.   

El juego es simple, explica el ingeniero, que supo convertir la soledad que sintió en Holanda, mientras cursaba una maestría, en una pasión que ya completa una década: “Hay que formar palabras que se puedan leer de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo; estar escritas correctamente y ser aceptadas por el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española”.

Alberto lo describe como una  fusión estupenda de dos disciplinas que convocan a millones de seguidores: es como resolver crucigramas sobre un tablero de ajedrez. 

El ‘scrabble’, sin embargo, al menos en esta ciudad, es una afición de una minoría. Hasta hace unos años, Alberto y otra decena de aficionados se citaban sin falta cada sábado para jugar en la Biblioteca Departamental. Hoy, sin una sede fija, procuran encontrarse unos seis una vez por semana. 

Eso lo sabe Daniel Iván Ospina, uno de ellos, que llegó al ‘scrabble’  siendo un estudiante de ingeniería agrónoma. De niño solía  completar crucigramas con su mamá, pero un día alguien le habló de una página web, redeletras.com, donde fue descubriendo los secretos de esta disciplina.

 Aprendió, por ejemplo, que el juego no  permite nombres propios. Así a veces él mismo se haya llevado sorpresas. Fue a través del ‘scrabble’ como se enteró de que cali no es solo el nombre de la ciudad que habita, sino un compuesto químico. O que roma, además de ser la capital italiana, es además un objeto que carece de punta o filo.

Porque un jugador de ‘scrabble’ es también —enfatiza Daniel— una persona que se preocupa por leer mucho.

“Pero no cualquier cosa, revistas de tendencias o de farándula. Hay que leer literatura de la buena; solo así puedes mejorar tu vocabulario y ortografía. Por eso es un juego de una inmensa minoría”, señala Daniel, quien dirige la asociación de jugadores de ‘scrabble’ en Colombia. 

Pero sucede que “el español es tan rico que hay ocasiones en las que uno cree que el contrincante se equivocó. Y resulta que  puso sobre  el tablero una palabra válida”, cuenta Fernando Gómez, otro aficionado caleño, rector del Colegio Gabriel García Márquez.

No hace mucho sorprendió al propio Alberto al colocar la palabra visco, especie de árbol muy común en Argentina. Alberto, claro, intuyó  que su amigo había incurrido en un error, que lo correcto era bizco. Solo salió de su error al consultar la palabra en una aplicación especial de su celular. En cuestión de segundos, sobre la pantalla de su celular apareció el veredicto: el término es válido.

Otras veces sucede que los jugadores de ‘scrabble’ recurren a términos que, a fuerza de su uso, ellos consideran correctos. Como tula,  como  gamín, como tanquear, como mueco, como gurre. “Pero cuando las consultas en el diccionario de la RAE, descubres que no existen y pierdes la partida”, dice Daniel.

Alberto agrega que cuando se juegan torneos y hay duda, se recurre a un juez, quien determina si la palabra es correcta. “La Federación Internacional de Scrabble en Español, la Fise, tiene una comisión de léxico. Entonces, cada vez que sale un vocablo nuevo en el diccionario de la RAE ellos nos actualizan. Así como muchas palabras salen, muchas otras entran”. 

Nadie sabe si eso estaba en los planes de Alfred Mosher Butts, un arquitecto de Nueva York que terminó desempleado durante la Gran Depresión de Estados Unidos, a comienzos del siglo pasado. 

Fue él quien le dio vida a ese juego de mesa que hace felices a Alberto, Daniel y Fernando y que combina movimientos del ajedrez, juegos de números como el bingo y el sudoku y juegos de palabras como el crucigrama. 

Inicialmente llamado ‘lexicón’, pronto pasó a llamarse ‘scrabble’, a ser fabricado por la empresa Mattel —la misma que fabrica las célebres Barbies—  y a ser jugado en todos los idiomas. Cada uno, como el español, tiene su propia federación. Y varios países su propia asociación. La de Colombia agrupa a unos 50 jugadores. Alberto ya lo había advertido: esto es asunto de una inmensa minoría.

De nuevo en Colombia

Colombia será por segunda ocasión escenario del XIX Torneo Mundial de Scrabble en Español. 

La primera vez tuvo lugar en el año 2007, en Bogotá. En esta ocasión se realizará en la capital del Valle, entre el 18 y el 24 de octubre, en el segundo piso del Hotel Torre de Cali.

 En cada Campeonato Mundial se juegan dos modalidades: clásica y duplicadas, en las cuales participan los jugadores clasificados por cada uno de los países asociados. Como parte del Mundial, se organizará también el Torneo Extra en el que pueden participar los aficionados caleños de este juego de mesa.

 En el torneo que arranca este domingo participarán en total 110 jugadores de 12 países de Hispanoamérica. La actividad es organizada por la Asociación Scrabble Colombia, una entidad sin ánimo de lucro que pertenece a la Federación Internacional de Scrabble en Español, FISE, que fomenta la práctica del juego en diversos grupos de edad tanto a nivel competitivo como de entretenimiento.

Siga los detalles del torneo en este blog o en Facebook, en la fan page XIX Mundial de Scrabble en Español.

Juego de curiosos

  • Dentro de las  figuras que vendrán al Mundial de Cali estarán Benjamín Olaizola, de Venezuela, doble campeón mundial; Julio Mejía, actual campeón de Colombia, Serge Emig, francés, campeón en la modalidad duplicada.
  • Estará, además,  el actual campeón en español, el mexicano Jesús Ortega.
  • Uno de los grandes  jugadores de esta disciplina en el mundo es Nigel Richards, que ha sido campeón mundial en inglés. Sin embargo, su mérito más reciente es que fue capaz de quedar de primero en el torneo francés, pese a no saber hablar ese idioma.
Fuente: De Cali se Habla Bien

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